Y normalmente, se temen mucho a estos temas que no podemos modificar, en ocasiones, lo llegamos a temer tanto, que sacrificamos nuestro sano juicio...
Pero pienso que una de las más temidas e ''importantes'' es esa que no escogemos nosotros, nos escoge ella, nos abraza... y ya no se puede escapar de sus esqueléticas manos bañadas en amapola... su lúgubre capucha nos desorienta, pero al ver la zona por dónde pasa, no nos cabe la duda de quién o qué se trata.
Una rosa pone en nuestro ataúd, una señal deja, pero sin aviso alguno, puede que ni nos demos cuenta de qué ocurre en nuestro entorno cuando ella anda cerca... siento su fría presencia en mi espalda, en un oscuro rincón, está cerca.
Un brillante y curvo filo asoma dejando atrás un largo cayado de negra madera, corta el aire con tanta facilidad que parece que fue creado con esa función y no una distinta.
Si tiende su mano, no tienes otra que aceptar, y montar, el Estigia te espera, Caronte o Flegias serán quienes te guíen en este último camino... tan sólo espero que tengas un par de monedas de oro...
