Tras varios segundos tratando de reaccionar, Gareth se levantó a duras penas y miró por la mirilla de su puerta, tras un suspiro de alivio guardó su arma y abrió las múltiples cerraduras.
-Frank... ¿qué haces aquí? no puedes quedarte mucho esta vez...-
Franklin Woostok era viejo amigo y compañero, hombre alto, de tez clara, siempre con una sonrisa despreocupada, ha acompañado a Gareth en casi cada momento de su vida.
-Maldita sea Gareth, eres difícil de encontrar ¿dónde te has metido estos últimos años?-
Franklin entró rápidamente en la habitación, observándola con pausa mientras sacaba un cigarro.
-Tan ordenado como siempre ¿eh?-
Gareth cerró la puerta con fuerza y armó de nuevo los cierres en milésimas de segundos.
-Déja las gilipolleces ¿a qué has venido?-
Decía mientras Frank agarraba una de las botellas vacías del suelo.
-Veo que sigues enamorado de la bebida... pero bueno, tranquilo amigo, estoy aquí por trabajo.-
Su cigarro se consumía lentamente mientras sus ojos se clavaban en las gotas que golpeaban el cristal de la ventana esperando una respuesta.
-¿Trabajo? No... lo he dejado, estoy fuera, será mejor que busques a otro para lo que tengas en mente.-
Dijo de forma seca mientras abría su nevera buscando alguna botella de whisky, no encontró ninguna.
-Vamos, eso mismo me dijiste después de lo de Brasil.-
-No vuelvas a mencionar ese puto país...-
Se encaró con furia quedando a poco espacio de su rostro, se podía notar ira y dolor por igual solo en sus ojos, en su rasgada voz...
-Eh, eh, tranquilo, disculpa, a veces olvido todo lo que pasaste allí... dame un oportunidad, si esto sale bien podrías jubilarte para dos vidas ¿Qué me dices?-
~No tengo nada que perder... con suerte, incluso puede que me metan una bala en la cabeza, es doloroso que esa sea mi única salida...~
Segundos después de estrechar su mano ya se arrepentía de la oferta, estaba a punto de abandonar su frío y oscuro agujero para volver a la acción, trabajos sucios quizá, hasta dudaba que Frank supiese en qué se estaba metiendo, pero ya le daba igual.
-Muy bien, confiaré en ti y en tu maldita capacidad para que nos disparen en el culo.-
-Muy bien, más vale que estés preparado cuando vuelva, vendré a por ti pronto, puede que en un par de días, lleva traje y si consigues quitarte esa peste a alcohol... mucho mejor.-
Gareth se despidió con una sonrisa seca, se preguntaba qué estaba haciendo, hace un par de minutos estaba a punto de incrustar una bala de nueve milímetros en su cerebro, ahora había aceptado otro trabajo, un trabajo cuya finalidad desconocía.