sábado, 28 de junio de 2014

~Suspicious mind

¿Existe algo peor que perder tu identidad? Tener tu propia voluntad, tu propia mente, en una cárcel que no te pertenece, una tormenta de arena que no quieres presenciar, y mucho menos, sentir.

Es un cuerpo humano, forjado en el entrenamiento y en la batalla, bañado en placas de acero, algo de cuero y tela, formando una figura elegante y robusta ahora está en un agujero donde solo puede ver el sol por una pequeña grieta.

Pero una vez más se pone en pie, escuchando el choque entre las placas de su armadura trata de salir de su celda, le fallan las fuerzas, tras las aberturas de su yelmo exhala sus esfuerzos placando contra una vieja puerta que cae provocando un sonido hueco dejando ver un largo pasillo oscuro alumbrado por apenas un par de antorchas mal encendidas.

Junto a él se encuentra el cuerpo sin vida de uno de sus iguales, con gran pesar coge su rota espada, en su día un gran filo con la longitud de un brazo, ahora un bonito mango de espada con la mitad de su hoja.

Apenas da un par de pasos y unos agonizantes gritos llegan a sus oídos desde la más profunda oscuridad, segundos después aparecen dos criaturas con apariencia humana... pero que dejaron el mundo de los vivos mucho tiempo atrás, nuestro caballero del sol no dudó ni un instante a pesar de sus deficiencias y su dificultad debido a su estado, le sobraron dos movimientos y cuatro ataques para acabar con dichas criaturas.

En la habitación siguiente al pasillo, era un mundo distinto, una extraña y radiante luz emanaba de una hoguera, sintió el mayor de los deseos por sentarse junto a ella y así lo hizo, su cuerpo rejuveneció casi al instante, la energía del fuego se filtraba por su piel sumiéndolo en un profundo sueño...