martes, 28 de octubre de 2014

~Érase una vez un hombre feliz.

Comienzo mi escrito con la mayor risa irónica de la historia, pues camino todos los días por las mismas calles grises llenas de recuerdos fantasma, el mismo espectáculo una y otra vez.

Me siento obligado a salir al exterior con una máscara que ni siquiera me queda bien, tengo que interactuar con seres a los que detesto.

Ansío salir de este agujero... me pregunto si en la capital, allá donde la corrupción impera sobre casi todos los hombres, encontraré mi lugar... puede que mi lugar no, pero sí otra cosa.

No existe tal hombre feliz, no tengo el placer de conocerlo y dudo que lo haga alguna vez ¿acaso tú sí?

Estoy cansado y mi cama no me permite descansar, cuando lo hace baña mi mente con pesadillas y dolor, por una vez quisiera dormir, sin sueños, simplemente... descansar.