viernes, 5 de diciembre de 2014

~The lost art of...

Hacía tanto frío durante el invierno en el que sus caminos volvían a cruzarse... aquella noche, él sentía sus propios pulmones congelarse, su cabeza era un campo de batalla entre ideas, siendo atacadas indirectamente por el frío y la distracción.

Nathan estaba muy preocupado... tenía que terminar el retrato del general Allen, y estaba atascado... debía mostrar su lado más glorioso, su lado más ''valiente''.

-Valiente un hombre que manda a cientos de hombres a la muerte por una causa personal... -

Salió al lecho del río, muy próximo de su hogar, abrigado a más no poder, trataba de relajarse escuchando el agua correr por un río a punto de convertirse en hielo.

Varios pasos ya lejos del camino principal escuchó unas pisadas que no eran las suyas, sacó una pequeña pistola de llave y apuntó a unos árboles a su izquierda cargando el disparo.
Al momento guardó el arma, pues era una joven muchacha conocida para él. 

Jaina y Nathan se conocieron años atrás, en un museo. Nathan presentaba su primer retrato, obtuvo un gran éxito gracias a él, pero no el suficiente. (Nunca lo es ¿verdad?)
Desde que se conocieron, el amor por Jaina acampó en su corazón y él estaba totalmente convencido de que era recíproco. 

Regresaron pronto pues la tormenta empeoraba, y Jaina no conseguiría llegar viva a su hogar, pues se quedó con Nathan.
Tras horas de charla agradable e incontables copas de vino, ambos acabaron entregándose al placer y el deseo...

Fue así como esta bonita relación tuvo un comienzo, pero como todo, también tuvo un final, pero ya contaré eso luego.

A la mañana siguiente, Jaina se había marchado temprano, dejó una rosa en su lugar de la cama y Nathan desenvainó la sonrisa más brillante que se podía permitir. 

De un salto salió de la cama y apenas se puso unos pantalones y sus botas, corrió a toda velocidad al segundo piso, donde se encontraba su estudio, lanzó por la ventana el retrato del general Allen. En su lugar, puso un nuevo lienzo y estuvo dibujando hasta la despedida del sol, había hecho una obra perfecta, un retrato de Jaina. 


Pasaron casi dos años y su amor creció de tal forma que parecía inquebrantable.
Pero, como ya mencioné... todo tiene un final.

Nathan realizó un nuevo encargó, algo sublime que le daría fama en todo el país, fue directo a casa de Jaina... y durante los años próximos, se lamentó de ello enormemente... Jaina yacía con otro hombre.

Nathan se volvió conteniendo la ira más profunda jamás sentida, se marchó, no sin antes tirar a la chimenea su obra.

Meses más tarde Jaina, invadida por el arrepentimiento y el dolor, no pudo redimirse y decidió acabar con su existencia usando la misma pistola que una vez miró hacia ella.

Lo que ella no sabía... Nathan estaba tan enamorado que hubiese perdonado que se convirtiera en la ruina de su mente y su propio corazón... estaba desolado. (¿hay realmente algo peor que eso?)
Lloró mares de penas, quería morir, su único motivo se había esfumado... su musa, ya no formaba parte de él.

Pronto la guerra llamó a los jóvenes de su país y no dudó un solo segundo en presentarse como voluntario, veía una clara oportunidad de dejar a un lado todo el dolor que su Arte le había proporcionado, enfrentándose al horror de las batallas.

Para su mala o buena suerte, demostró tener aptitud para ello durante los primeros enfrentamientos, pero finalmente fue alcanzado en la batalla de Wellenfort.

El alma de un artista, el corazón de un soldado, la mente de un genio... se marchitaban en cuestión de segundos. 

Pero así es la vida del ser humano... ''Vivir sufriendo al no estar preparado para convivir con la felicidad.''


domingo, 16 de noviembre de 2014

~No home, no hope I

La guerra empezó de golpe, como casi siempre, para cuando el Gobierno Central se quiso dar cuenta, la mitad de la Tierra ya estaba en manos de esas criaturas.

Llegó el momento en el que se dejaron de contar las ciudades que caían, se dejaron de recoger placas de soldados... ese fue el momento en el que perdimos nuestro hogar.

Meses antes, las evacuaciones se sucedían unas tras otras, la mayoría no conseguían abandonar el planeta. Los pocos supervivientes se establecieron en las colonias de Marte con ayuda de lo que quedaba del ejército.

En Marte nos hicimos fuertes, en pocos años, la población creció con rapidez, había quien empezaba a llamar aquel lugar ''nuestro hogar...''.

Los altos mandos de la Flota, sin haber aprendido nada en la Tierra, comenzaron a bombardear la Tierra, querían recuperarla... y lo único que consiguieron fue traer a Marte a las criaturas... 

Unos los llamaban Sangrantes, otros, Reptadores... yo siempre los llamé criaturas.

Al principio fue diferente, conseguíamos repeler los ataques, teníamos el control de sus movimientos, de sus colmenas, sabíamos el momento de atacar y cómo defender... hasta que llegaron los meteoritos.

De ellos emanaba una sustancia muy similar a la que componía la sangre de las criaturas, y esa sustancia corrompía todo a su paso... lo infectaba.

Lo más perturbador de esta guerra... es que acribillamos a algunos que una vez eran humanos, sí, la sustancia convertía a cualquier ser vivo en algo irreconocible.

En cuanto a mí... Cabo A.Gunther me reclamaron rápido, como a todo aquel con cierta experiencia en combate en la tierra, me destinaron a la Colonia 27 ,''Tormenta Roja'', apodada por los más veteranos y no lo comprendía hasta que pisé ese sitio.

En cuanto llegué, me asignaron mi escuadra y de camino a presentarme no encontré más que bolsas de cadáveres, y heridos a los que no les quedaba mucho tiempo... las criaturas habían estado visitando con frecuencia al 33º Regimiento ''Los Inquebrantables de Westfront''.

El Sargento Wellbeck era un buen tipo, sabía cuidar de quien estaba bajo sus órdenes, una pena que fuera empalado por uno de esos Destructores, unas criaturas enormes que sustituyen brazos por unas cuchillas aterradoras, entonces llegó Valentine, un capullo engreído que usaba a los hombres como juguetes enviándolos a una muerte casi segura.

Fue entonces, con Valentine recién ascendido, cuando nos enviaron a la central de comunicaciones, a un par de kilómetros de nuestra colonia, llevaban días sin transmitir hasta que saltó una señal de socorro.

Cuanto más lejos estás de tu hogar... más sabes que jamás volverás a visitarlo.






martes, 28 de octubre de 2014

~Érase una vez un hombre feliz.

Comienzo mi escrito con la mayor risa irónica de la historia, pues camino todos los días por las mismas calles grises llenas de recuerdos fantasma, el mismo espectáculo una y otra vez.

Me siento obligado a salir al exterior con una máscara que ni siquiera me queda bien, tengo que interactuar con seres a los que detesto.

Ansío salir de este agujero... me pregunto si en la capital, allá donde la corrupción impera sobre casi todos los hombres, encontraré mi lugar... puede que mi lugar no, pero sí otra cosa.

No existe tal hombre feliz, no tengo el placer de conocerlo y dudo que lo haga alguna vez ¿acaso tú sí?

Estoy cansado y mi cama no me permite descansar, cuando lo hace baña mi mente con pesadillas y dolor, por una vez quisiera dormir, sin sueños, simplemente... descansar.



sábado, 18 de octubre de 2014

~Compartimos destino

La luna llora, hoy la luna llora... y el mundo la observa mientras lo hace, la observa con miedo de sus desgarradores gritos de dolor... la observa preguntándose la razón de sus llantos.

-¿Llora porque el sol ya no la ama?

-¿Llora porque no es capaz de dar calor?

-¿Llora porque en ocasiones su vestido está roto?

-¿Llora porque está sola entre tantas estrellas?




No lo sabe, simplemente que llora... y que ello supone la tristeza de toda la creación, los truenos se precipitan sobre la tierra suicidándose provocando el mayor de los ruidos.

Yo sigo en mi agujero, empapado en lágrimas de luna, llorando junto a ella... agonizo a su par, sin que nadie reparé en mí... 

Cada vez que consigo salir de aquí, algo me vuelve a empujar... me vuelvo a caer por mi mismo pie... nada sale como tendría que salir, y una vez más... lloro, lloro junto a la luna, me escondo del sol.

En la oscuridad, me tumbo en mi cama de mármol, miro hacia el techo con miedo de que vuelvas a mis sueños convirtiéndolos pesadillas, miedo a que vuelvas a matarme... pues ni la más gruesa de las armaduras puede aguantar el dolor tan abismal que tu desamor provocó.

En cierto modo es totalmente desalentador... pues un rey me envió contra cientos de males y conseguí regresar de todos ellos... y tú, simplemente tú... en una noche conseguiste dejar tan seca mi alma que mi cuerpo se marchitó en cuestión de segundos... y lejos de estar satisfecha, aún rondas en mi muerte, haciendo un total abrasador infierno lo que debía ser mi descanso eterno.





sábado, 11 de octubre de 2014

~Libros tristes

Esta tarde he hecho algo de lo que me arrepiento mucho... he vuelto a la misma mierda.

Te juro que intenté mantenerme lo más alejado que me fue posible... pero tarde o temprano vuelve.

Lo escribí todo en una hoja, lo grité hasta quedarme sin voz, lo quemé sin apartar mi dolorida mirada del fuego.

''La lucha contra el mal no se puede ganar... pero solo se pierde cuando uno se rinde''

Mi lucha contra mi propio mal ya ha durado más de lo que mi existencia soporta, más de lo que estas páginas quieren sujetar... todas estas letras...

Cuando quiero darme cuenta, todas esas letras están saltando desde el canto del libro hacia el vacío... afortunadas por una parte.

Luego está la otra parte, las que se quedan en el libro el cual podría llamar perfectamente El Libro de la Tristeza.

Ni las letras que se van son cobardes por acabar con su dolor ni las que se quedan son un ejemplo de sadismo... simplemente son caminos... caminos con sus respectivas decisiones...



domingo, 21 de septiembre de 2014

-Odio la lluvia, pero me tiene enamorado.

Cada vez me cuesta más empezar las líneas... por lo que pronto dejaré de escribirlas.

Vuelvo a ti, mi especie de diario, porque las pesadillas están acabando conmigo.

Vuelvo a ti porque cada segundo que consigo dormir se convierte en una tortura continuada.

La desesperación lleva tiempo corrompiendo mi mente, la misma que ya ni sé el lugar que le corresponde.

Y mientras te cuento esto, las mismas frases de aquella canción penetran en mi cabeza añadiendo un poco más de locura. 

''Eres tan jodidamente especial... desearía ser especial''

Mi cuerpo poco aguanta ya las heridas de todos los intentos para escapar de mí, mi mente baila sola en un lugar que desconozco.

Ojalá las hojas que caen por la lluvia te avisaran de lo mal que está todo aquí, pero no, estamos todos listos para el funeral.

¿Sabes lo mejor? Espero con ilusión un imposible, espero con deseo un cambio que no quiero... pero ya está, como a todo, sé lo que me está esperando.

Esa lluvia... sí, la que mencionaba antes, vive en mi piel... lo hace porque yo se lo permito, ya no me importa.

Nunca he pertenecido a este lugar... ni nunca quise... mis actos se traducen a permanecer inmóvil bajo el agua y aguantar, soportar, defender... pues todas las líneas ya han caído.

La lluvia... joder, me recuerda a otra canción...

''Hello... I've waited here for you... everlong''

Se acabó la lluvia, por lo que se acabó la espera... por una vez puedo sonreír ¿y quieres saber la razón? Sonrío porque he llegado al final.



jueves, 11 de septiembre de 2014

~I'm not glad

¿Me echas de menos? Preguntas...

¿Volverías a hablarme? Quieres saber...

¿Volveríamos a vernos? Supones...

¿Por qué no respondes? Te interesas...

Solo queda un alma que ni sabe ni quiere saber su destino, un alma a la que le quitaste los sueños ¿y qué es un alma sin sueños? Absolutamente nada.

Vivió durante un año asqueado, sin ilusión, sin levantar cabeza ¿qué vida es esa? Ninguna.

Y ahora, como tal cosa vuelves a llamar a su puerta, esperando que actuase como si ninguna función hubiese acontecido ¿buscas terminar lo que una vez empezaste o es que es cierto que colgaste el cuchillo con el que lo asesinaste?

Él no lo sabe ¿y lo mejor? No quiere saberlo.

Llora, sufre, lamenta, suplica... no más que él, no menos que él, pero al menos lo mismo que él.


martes, 2 de septiembre de 2014

~Alles für dich

Me he desvelado... no, nos hemos desvelado, lo hemos hecho por ti.

¿Por qué a mí...? No, ¿por qué a nosotros?

Estoy herido... no, estamos heridos, lo estamos por ti.

¿Acaso sabe uno cuándo dejará de abrir sus ojos por la mañana?

A veces me pregunto... no, siempre nos preguntamos, nos preguntamos por ti.

Siempre he estado solo, pero rodeado de gente, algunas veces personas.

No consigo vivir... no, no conseguimos vivir, no lo conseguimos por ti.

Nunca me enseñaron a expresarme ¿por qué debería saber?

Estoy aquí... no, estamos aquí, estamos aquí por ti.

Se acabó, el tiempo se para y mi corazón quiere frenar el proceso.

Tú no puedes saber cómo es esto, quizá nunca lo sepas, quizá nunca lo entiendas.

Solo te pedí una cosa, a veces todavía espero en tu puerta... ¿esta foto de aquí? Está colgada por casualidad.

La pesadilla está siendo tan larga que parece no terminar, no veo ningún final, roto.

Las consecuencias nunca han sido un problema ¿verdad?

Nunca has sabido como soy, aunque te lamentes hoy, supongo que hay un lugar para mí.

Buenos días, ha salido el sol, y todavía no me quema ¿por qué no? Nunca tuve a la suerte de mi lado, de hecho... solo tuve algo a mi lado y no fuiste tú.


domingo, 31 de agosto de 2014

~La misma función del espectador.

Hacía frío, algo muy extraño para aquellas fechas, él, a medio vestir estaba tendido en su caótico escritorio, lleno de viejos escritos y lápices de colores.

Pronto saldría el sol, él se tumbo en la cama junto a su acompañante, pensativo no apartó la mirada del techo hasta que preguntó:

-Ya no te atraigo como antes ¿cierto?-

Ella mantuvo el silencio unos segundos hasta que finalmente respondió tras un breve y silencioso suspiro.

-¿Qué es para ti como antes?-

Él ya temía la respuesta, pero hacía ver que no le importaba.

-Han pasado muchas cosas en estos años, en general ¿qué es para ti como antes?-

Ella se tapó medio cuerpo con unas finas sábanas transparentes mientras se reincorporaba sobre la cama.

-Yo he cambiado y tú también.-

El silencio se hizo tan profundo que se podían escuchar los alterados latidos de él.

-Seguramente tú sí lo has hecho, pero yo sigo siendo el mismo estúpido.-

Ella sonrío sin darle mucha importancia a sus palabras.

-Eso lo juzgaré yo ¿no crees?-

Cerró los ojos desganado mientras colocaba ambos brazos cruzados sobre su cara, con voz muy suave susurró:

-Yo lo único que quise siempre fue sentirte en todos los sentidos.-

El silencio fue intenso durante varios minutos, cuando él volvió a abrir los ojos, ella se encontraba sobre él intentado ocultar la sonrisa.

-Sigues siendo el mismo estúpido.-

El roce de sus labios desencadenaría una tormenta de placer y deseos, el roce de sus pieles podría provocar el mayor de los incendios.

Sintió el sabor de sus labios, sintió el tacto de su piel, sintió el aroma de su perfume, sintió el sonido de sus gemidos y sintió la presencia de la figura más perfecta y bella del mundo... probablemente, por última vez.



jueves, 28 de agosto de 2014

~Te encontré.

Como casi cada noche, él daba vueltas y vueltas en su pequeña cama, parecía un desierto enorme por el que vagaba entre sus sábanas, abriendo los ojos para no ver nada, cerrando los ojos para verlo todo.

Con sed, con calor, con agonía, las noches se convierten en torturas, el días en esperas eternas para nada ¿qué es lo que espera? ¿qué busca? Lo que todos ansían.

Cada noche se refugia entre sus mantas, pero son demasiado grandes, las sombras de sus ojos cada día son mayores, es preocupante ¿necesita ayuda? Puede.

Cada noche intenta dormir en un mar que lo arrastra cada vez a una zona más profunda y siniestra.

Cada mañana espera una respuesta de algo, de alguien ¿Dios? Demasiada magia para su mente, una mente ágil, una mente valiente como la de un guerrero, una mente con suficiente labia como para frenar una guerra, una mente amable, pero sobre todo... una mente enamorada ¿cómo podía creer en la magia?

Pero exactamente eso, es la soga que baila por su cuello, cualquier movimiento podría ser el acertado para escapar o el fatídico que firme el final.

Lo intenta y a pesar de tantas caídas, tantos golpes, tantos fallos... sigue ahí ¿quién sabe hasta cuándo? Puede que años, puede que días.

Él no quiere seguir, pero lo hace, cada día y cada noche ¿por qué? ¿cómo una mente tan perturbada puede superar el bache una y otra vez? porque no es un mago, ni un ilusionista, ni rico, ni pobre, ni enfermo, ni sano, ni poderoso, ni débil... él es un humano, y desde su nacimiento se le educó para resistir, pero, ¿por qué? ¿es lo que él realmente quiere? No, no quiere eso.

Un humano con una mente que se compone de ocho almas, cada una proporciona una cualidad única y especial.

Un humano que ya no intenta dormir, lucha por vivir, aprender, sentir, cosas nada fáciles.

Pero ahora él... ya no está tan solo ¿qué puede ser? ¿qué puede significar? ¿se puede contar en años? ¿marcará en su corazón y en su mente? Por supuesto que sí.



jueves, 14 de agosto de 2014

~Tanto da morir bajo el sol que bajo la nieve II

Tras varios segundos tratando de reaccionar, Gareth se levantó a duras penas y miró por la mirilla de su puerta, tras un suspiro de alivio guardó su arma y abrió las múltiples cerraduras.

-Frank... ¿qué haces aquí? no puedes quedarte mucho esta vez...-

Franklin Woostok era viejo amigo y compañero, hombre alto, de tez clara, siempre con una sonrisa despreocupada, ha acompañado a Gareth en casi cada momento de su vida.

-Maldita sea Gareth, eres difícil de encontrar ¿dónde te has metido estos últimos años?-

Franklin entró rápidamente en la habitación, observándola con pausa mientras sacaba un cigarro.

-Tan ordenado como siempre ¿eh?-

Gareth cerró la puerta con fuerza y armó de nuevo los cierres en milésimas de segundos.

-Déja las gilipolleces ¿a qué has venido?-

Decía mientras Frank agarraba una de las botellas vacías del suelo.

-Veo que sigues enamorado de la bebida... pero bueno, tranquilo amigo, estoy aquí por trabajo.-

Su cigarro se consumía lentamente mientras sus ojos se clavaban en las gotas que golpeaban el cristal de la ventana esperando una respuesta.

-¿Trabajo? No... lo he dejado, estoy fuera, será mejor que busques a otro para lo que tengas en mente.-

Dijo de forma seca mientras abría su nevera buscando alguna botella de whisky, no encontró ninguna. 

-Vamos, eso mismo me dijiste después de lo de Brasil.-

-No vuelvas a mencionar ese puto país...-

Se encaró con furia  quedando a poco espacio de su rostro, se podía notar ira y dolor por igual solo en sus ojos, en su rasgada voz...

-Eh, eh, tranquilo, disculpa, a veces olvido todo lo que pasaste allí... dame un oportunidad, si esto sale bien podrías jubilarte para dos vidas ¿Qué me dices?-

~No tengo nada que perder... con suerte, incluso puede que me metan una bala en la cabeza, es doloroso que esa sea mi única salida...~ 

Segundos después de estrechar su mano ya se arrepentía de la oferta, estaba a punto de abandonar su frío y oscuro agujero para volver a la acción, trabajos sucios quizá, hasta dudaba que Frank supiese en qué se estaba metiendo, pero ya le daba igual.

-Muy bien, confiaré en ti y en tu maldita capacidad para que nos disparen en el culo.-

-Muy bien, más vale que estés preparado cuando vuelva, vendré a por ti pronto, puede que en un par de días, lleva traje y si consigues quitarte esa peste a alcohol... mucho mejor.-

Gareth se despidió con una sonrisa seca, se preguntaba qué estaba haciendo, hace un par de minutos estaba a punto de incrustar una bala de nueve milímetros en su cerebro, ahora había aceptado otro trabajo, un trabajo cuya finalidad desconocía.





lunes, 11 de agosto de 2014

~¿Y tú quién eres?

Por algún motivo estoy encerrado, está oscuro pero es de día, la luz llega a esta habitación por una pequeña ventana, no hay puerta, junto a la cama hay un diario y un pequeño lápiz.

Ya es de noche, puedo escribir estas líneas gracias una vieja vela que he encontrado, hace frío, tengo hambre.

Lo único que sé es que odio, siento la ira sustituir mi sangre lentamente, lo odio.
Necesito ayuda, mis pensamientos ya no tienen sentido, no sé qué quieren decir, estoy perdido, ayuda.

No sé los días ni las noches que llevo aquí encerrado, apenas puedo moverme, la vela y el lápiz pronto se acabarán.

Aún puedo recordar lo suave que era tu pelo, entre mis dedos... pero no tu rostro ¿por qué no tu rostro?

Fuiste tú, me encerraste aquí, tiraste la llave, me mataste, fuiste tú.

Siento que me muero, no queda vela, escribo durante el día mientras miro por la pequeña ventana.

¿Por qué has tenido que hacerme esto? ¿Por qué? No recuerdo tu rostro...

Me pregunto... si me recuerdas...

Vivo solo, tanto por dentro como por fuera, no me da miedo morir, me da miedo vivir.

¿Quién soy yo? No... ¿quién eres tú? Ya no te odio... no tengo muchas fuerzas, quiero salir... no puedo.

La última página del diario, casi noto mi corazón dormir, aún es de día, pero... ¿por qué se apaga la luz? Es pronto aún... pero siento que debo descansar...






sábado, 2 de agosto de 2014

~La herida

Todas las heridas tienen nombres, fechas, caras, identidades... todas ellas salen a escena con un número que representar, todo tan caótico que el escenario queda casi irreconocible, manchado, destruido.

Todas las heridas quieren un espacio que ocupar, un premio que ganar y una sustancia que inhalar... una obra que protagonizar con un héroe y un villano, un bueno y un malo, un ganador y un perdedor.

Todas las heridas dejan su marca de honor, sus señales de asistencia, todas quieren hacerse notar, una encima, otra debajo, luchan entre sí por ocupar el espacio más preciado, el interior.

Todas las heridas pintan las paredes, dibujos de terror, infamia, muerte, ruina, desesperación... dolor.

Todas las heridas dejan instrucciones para que su siguiente no las cumpla, para que imagine y cree un desperfecto aún mayor y mejor.

Todas las heridas, tiene una reina, un foco de ideas, un pentagrama donde se escribe una y otra obra más macabra que la anterior.

Todas las heridas son una, una espiral incompleta que forma una tormenta cuyo centro... eres tú.





jueves, 10 de julio de 2014

~Syd

Durante las noches de invierno en Sorrowstown, la oscuridad imperaba en todo el terreno, ni puedes alcanzar a ver lo que hay a dos pasos delante de ti, las luces son tan suaves en aquella impenetrable niebla que apenas sirven para conducir a cualquiera que camine por esas siniestras calles.

Incluso por el día, no se borra su ambiente tétrico, pues un inmenso bosque de árboles de madera casi negra envuelve la ciudad, los habitantes apenas conocen el sol...
Aunque Sorrowstown es famosa por su enorme cementerio, llamado ''El campo de las calabazas'' pues en cada nicho, cada tumba, cada... espacio sagrado está adornado con una calabaza... todas eran Jacks, o incluso viejos espantapájaros con ropa vieja de los difuntos.

Hans Max Vetter vivía en la última casa entre el cementerio y la ciudad, era un viejo huerto que apenas daba frutos, era propiedad de su padre, al igual que lo era de su abuelo y así varias generaciones atrás, y por cada... había un espantapájaros, un guardián...  Ernst Tekel, Sigfried Kunzen, Lutz Wilder... todos ellos lucharon y murieron durante la guerra.

Hans, cada noche salía para iluminar la entrada y el camino hacia Sorrowstown, abrigado con un largo abrigo de cuero negro, sostenía en su espalda un viejo rifle de cerrojo mientras empuñaba una antorcha.
Noches atrás, había visto siluetas extrañas, de las cuales no recibía respuesta, aunque no se sentía más seguro armado ni con el fuego de la antorcha, cada noche sin falta emprendía el camino de 32 faros desde su hogar hasta los portones de Sorrowstown, donde descansaba, comía algo caliente y se armaba de valor para volver.

La noche del 23 de diciembre, como cualquier otra, Hans caminaba a paso firme y rápido por el rocoso camino con la antorcha por delante, a medio recorrido, la figura de un hombre se acercaba frente a él, venía del camino al cementerio, tras varios avisos sin respuesta, tiró la antorcha y empuñó su rifle intentando apuntar al torso de aquel supuesto humano... estaba a punto de disparar cuando la silueta tomó forma completa, era Johan Griep.

-Maldita sea... casi te atravieso el pecho ¿se puede saber por qué no respondías?-

-Ah... eres tú Hans... lo siento, pero tenía miedo, ya sabes los rumores... las historias de que Syd ha vuelto... y ya sabes lo que eso significa... tenemos que irnos ahora que podemos...-

-Vamos no me hagas reír... esos son cuentos para no dormir ¿de verdad crees que un espantapájaros con una calabaza ardiente por cabeza va a salir cada medianoche en busca de venganza por la guerra?-

En el momento que la última letra salió de sus labios desde el camino que frente a ellos se encontraba llegó un sonido atronador que perforó la cabeza de Hans de tal modo que cayó casi desplomado tratando de luchar contra ese ruido que hacía añicos su mente... consiguió elevar la mirada, pero nada más consiguió ver cómo se desprendía la cabeza  de Johan de su cuerpo, tras él, un esquelético y enorme cuerpo sostenía una guadaña aún más grande, sí, era Syd...






sábado, 28 de junio de 2014

~Suspicious mind

¿Existe algo peor que perder tu identidad? Tener tu propia voluntad, tu propia mente, en una cárcel que no te pertenece, una tormenta de arena que no quieres presenciar, y mucho menos, sentir.

Es un cuerpo humano, forjado en el entrenamiento y en la batalla, bañado en placas de acero, algo de cuero y tela, formando una figura elegante y robusta ahora está en un agujero donde solo puede ver el sol por una pequeña grieta.

Pero una vez más se pone en pie, escuchando el choque entre las placas de su armadura trata de salir de su celda, le fallan las fuerzas, tras las aberturas de su yelmo exhala sus esfuerzos placando contra una vieja puerta que cae provocando un sonido hueco dejando ver un largo pasillo oscuro alumbrado por apenas un par de antorchas mal encendidas.

Junto a él se encuentra el cuerpo sin vida de uno de sus iguales, con gran pesar coge su rota espada, en su día un gran filo con la longitud de un brazo, ahora un bonito mango de espada con la mitad de su hoja.

Apenas da un par de pasos y unos agonizantes gritos llegan a sus oídos desde la más profunda oscuridad, segundos después aparecen dos criaturas con apariencia humana... pero que dejaron el mundo de los vivos mucho tiempo atrás, nuestro caballero del sol no dudó ni un instante a pesar de sus deficiencias y su dificultad debido a su estado, le sobraron dos movimientos y cuatro ataques para acabar con dichas criaturas.

En la habitación siguiente al pasillo, era un mundo distinto, una extraña y radiante luz emanaba de una hoguera, sintió el mayor de los deseos por sentarse junto a ella y así lo hizo, su cuerpo rejuveneció casi al instante, la energía del fuego se filtraba por su piel sumiéndolo en un profundo sueño...



sábado, 7 de junio de 2014

~Una chispa en la oscuridad.

Por un momento volvía a sentir el calor en su corazón, la chispa de la juventud en sus ojos, la fuerza incontrolable en su voz... por un momento volvía a sentir  su propio ser.

Por desgracia, él sabe que aún vive en la realidad, todavía tiene un cadena que lo sostiene desde el cuello y muñecas a un muro imposible de derribar.

 Pero nunca desiste, siempre lo intenta aunque sus muñecas sangren, aunque su cuello esté a punto de romperse colapsando su mente...  pues por un momento, su canto perturbó al mismísimo Hades, sus sacudidas estremecieron a Gea... pero sigue esclavo de sus deseos y de sus sueños.

Cada noche llora, cada día grita, cada anochecer se entristece, cada amanecer despierta, pero ni el día ni la noche, ni el amanecer ni el anochecer se apiadan de su alma atormentada, como una rosa con las espinas rotas, espera a ser cortado.


domingo, 18 de mayo de 2014

~Una silueta en la niebla.

Poco le gustaba más que pasear por la urbe de París, mirar con disimulo a los hombres y mujeres que allí mostraban su porte de poder o simplemente lo aparentaban.
Werther se trasladó hace unos años después de sus últimos conflictos en su antiguo hogar, aún con lágrimas en sus ojos y melancolía en su corazón.

Se sentía cómodo entre esas acaudaladas personas, ya que pasaba totalmente desapercibido, no hablaba con nadie y nadie hablaba con él, hasta que una nublada tarde se cruzó con la silueta de una dama, que jamás creyó volver a ver.

En unos primeros instantes,  no quiso mostrar interés, pero fue incapaz de apartar la mirada de su hermosa figura, una dama bellísima, rubia, con un vestido blanco muy elegante, iba acompañada de lo que parecían dos sirvientas que seguían sus pasos con la mirada baja hasta que se sentaron en una mesa para cuatro muy próxima a donde se encontraba nuestro joven vampiro.

Seguía bebiendo su té rojo intentado no llamar mucho la atención, le resultaba imposible escuchar alguna palabra que se escapase de su boca, algo muy extraño contando con sus habilidades... cuando quiso darse cuenta, una de las sirvientas fijó la mirada en él y le susurró a su dama que un joven caballero estaba atento, esto le puso nervioso y de forma bastante  torpe se levantó, cogió su sombrero y se marchó lo más rápido que pudo.

Al dar poco más de cuatro pasos, la dama se puso en pie y le hizo un gesto a Werther para que se acercase, dudó unos segundos pero con pasó firmo se sentó a su lado, en ese mismo momento, hacía una seña para que se retiraran sus sirvientas y pedía una par de bebidas.

-¿No nos conocemos, señor? Me resulta tan familiar...-

-Creo que me confunde con otra persona, es la primera vez que vengo por estas calles, señorita.- 

El traje oscuro de Werther acompañado de la característica rosa de su cuello despertaba los recuerdos de la formidable dama. Trató de mostrarse tranquilo, sin pestañear, siguió la conversación sin apartar la mirada de su rostro. pero él sabía con quién estaba tratando, o mejor dicho... con qué estaba tratando.

-Ya veo... permita que me presente, soy Anna Le Brum, le doy la bienvenida a la hermosa ciudad de París.

-Es un placer, Señorita Le Brum, a mí me conocen como Werther, le agradezco mucho la bebida, pero creo que es momento de marchar, nos veremos pronto sin duda...