viernes, 5 de diciembre de 2014

~The lost art of...

Hacía tanto frío durante el invierno en el que sus caminos volvían a cruzarse... aquella noche, él sentía sus propios pulmones congelarse, su cabeza era un campo de batalla entre ideas, siendo atacadas indirectamente por el frío y la distracción.

Nathan estaba muy preocupado... tenía que terminar el retrato del general Allen, y estaba atascado... debía mostrar su lado más glorioso, su lado más ''valiente''.

-Valiente un hombre que manda a cientos de hombres a la muerte por una causa personal... -

Salió al lecho del río, muy próximo de su hogar, abrigado a más no poder, trataba de relajarse escuchando el agua correr por un río a punto de convertirse en hielo.

Varios pasos ya lejos del camino principal escuchó unas pisadas que no eran las suyas, sacó una pequeña pistola de llave y apuntó a unos árboles a su izquierda cargando el disparo.
Al momento guardó el arma, pues era una joven muchacha conocida para él. 

Jaina y Nathan se conocieron años atrás, en un museo. Nathan presentaba su primer retrato, obtuvo un gran éxito gracias a él, pero no el suficiente. (Nunca lo es ¿verdad?)
Desde que se conocieron, el amor por Jaina acampó en su corazón y él estaba totalmente convencido de que era recíproco. 

Regresaron pronto pues la tormenta empeoraba, y Jaina no conseguiría llegar viva a su hogar, pues se quedó con Nathan.
Tras horas de charla agradable e incontables copas de vino, ambos acabaron entregándose al placer y el deseo...

Fue así como esta bonita relación tuvo un comienzo, pero como todo, también tuvo un final, pero ya contaré eso luego.

A la mañana siguiente, Jaina se había marchado temprano, dejó una rosa en su lugar de la cama y Nathan desenvainó la sonrisa más brillante que se podía permitir. 

De un salto salió de la cama y apenas se puso unos pantalones y sus botas, corrió a toda velocidad al segundo piso, donde se encontraba su estudio, lanzó por la ventana el retrato del general Allen. En su lugar, puso un nuevo lienzo y estuvo dibujando hasta la despedida del sol, había hecho una obra perfecta, un retrato de Jaina. 


Pasaron casi dos años y su amor creció de tal forma que parecía inquebrantable.
Pero, como ya mencioné... todo tiene un final.

Nathan realizó un nuevo encargó, algo sublime que le daría fama en todo el país, fue directo a casa de Jaina... y durante los años próximos, se lamentó de ello enormemente... Jaina yacía con otro hombre.

Nathan se volvió conteniendo la ira más profunda jamás sentida, se marchó, no sin antes tirar a la chimenea su obra.

Meses más tarde Jaina, invadida por el arrepentimiento y el dolor, no pudo redimirse y decidió acabar con su existencia usando la misma pistola que una vez miró hacia ella.

Lo que ella no sabía... Nathan estaba tan enamorado que hubiese perdonado que se convirtiera en la ruina de su mente y su propio corazón... estaba desolado. (¿hay realmente algo peor que eso?)
Lloró mares de penas, quería morir, su único motivo se había esfumado... su musa, ya no formaba parte de él.

Pronto la guerra llamó a los jóvenes de su país y no dudó un solo segundo en presentarse como voluntario, veía una clara oportunidad de dejar a un lado todo el dolor que su Arte le había proporcionado, enfrentándose al horror de las batallas.

Para su mala o buena suerte, demostró tener aptitud para ello durante los primeros enfrentamientos, pero finalmente fue alcanzado en la batalla de Wellenfort.

El alma de un artista, el corazón de un soldado, la mente de un genio... se marchitaban en cuestión de segundos. 

Pero así es la vida del ser humano... ''Vivir sufriendo al no estar preparado para convivir con la felicidad.''