martes, 13 de enero de 2015

~Coffin Nails

10 de noviembre, 1916
Río Somme, Picardie, Francia.

-No puedo creer que ya pueda contar en años el tiempo que he pasado lejos de casa... tanto tiempo sin ver a padre, sin ver a mis hermanos, sin verte a ti.

Parezco estúpido usando mi abrigo para proteger esta carta, aquí llueve con mucha frecuencia y quiero que la puedas leer sin problemas.

Más estúpido me siento sabiendo que es muy probable... que seguramente no abrirás mis cartas, pues no respondiste a la primera, se me hace tan difícil estar tan lejos de ti... a pesar de que te marchaste lejos ya antes de yo venir a esta maldita guerra.

Por el día, vivo pegado a mi bayoneta deseando que nadie asome la cabeza por mi lado de la trinchera... por la noche, paso el tiempo viendo la única foto tuya que tengo alumbrando con una vieja lámpara de aceite, antes de conocerte y enamorar al completo de ti, no sabía lo que era echar en falta.

Envío esta carta a tu misma dirección, no sé si sigues allí, no sé siquiera si recuerdas mi nombre, mi voz, mi rostro, mi alma... cada segundo que paso aquí hace que mi mente muera lenta y dolorosamente, te necesito.

El sentimiento del patriotismo ya no reside en mi corazón, ni en el de ninguno de nosotros, ya no nos importa la libertad, ni el país y mucho menos Francia. Luchamos por el hombre que tenemos al lado y cada uno de ellos... pierde a un amigo casi a diario.

Maldita sea, apenas puedo recordar ya el aroma con el que me dabas los buenos días, lo dulces que eran tus besos y tus caricias. Este uniforme me disfraza de alguien que no soy yo, este rifle es una herramienta que jamás querré usar de nuevo... hace días que lo dejé descargado y a veces simulo que se encasquilla cuando miran otros soldados.

Si esta carta llega a las manos de algún sargento... o algún mando superior, me mandarán fusilar sin dudar, no hay honor en nada de esto.

Hay rumores... en los próximos días nos mandarán a tierra de nadie de nuevo a intentar romper las líneas del enemigo... es un suicidio, la última vez vi a algunos que ni intentaban correr... caminaban perdidos sin consciencia alguna, simplemente esperando morir.

Mis sentidos mueren junto a mi cordura, la sangre, el barro, los disparos, las explosiones, la muerte... acaban con cualquiera aunque no sufran sus efectos.

Helen, esta guerra se ha acabado para mí y mi último deseo jamás se podrá cumplir, sueño contigo cada segundo que vivo y tú ya no estás, tú ya no formas parte de mí... ¿Cuándo dejaste de amarme? Me preguntaré hasta que la muerte acuda a nuestra cita.