jueves, 20 de junio de 2019

~ Baldwin II

No sé muy bien porqué escribo estas cartas, acaban en las llamas o escondidas en sobres que no soy capaz de enviar. Se acerca mi momento, mis huesos lo notan, los sueños me susurran... Sí, está cerca. 

Era un tipo peculiar, ya lo creo, muy reservado, pero lo querría a mí lado en los momentos más difíciles. ¡Já! Y créeme cuando te digo que por aquí abundan. Más de los que están dispuestos a reconocerlo echan de menos su firme mandoble cuando salimos del feudo. 

Lucho cada día contra bestias que proceden de la mismísima oscuridad, cada noche contra mi corazón y cada segundo contra lo mucho que te extraño. Jamás sabré expresar con palabras lo terriblemente doloroso que para mí fue abandonar el que fue mi hogar... Abandonarte a ti. A pesar de en qué me he convertido, tenía que hacerlo. Esta enfermedad no sólo cambia tu carcasa... Hace mella en tu voluntad, día a día y te hace creer que eres un monstruo.

¿El leproso? -Escupe al suelo de manera desagradable- Mientras no me tocara con esa infecta piel... Sabía golpear duro, eso se lo concedo, pero no era bueno para la moral ni para los demás. Había momentos en los que no sabías si estaba contigo o contra ti. Un cuerpo fuerte no es compatible con una mente frágil.

Las semanas ya me parecen días, no recuerdo lo que es sentir hambre, la lluvia parece formar parte de mi hábitat. Noto como la cordura está a punto de abandonarme, pero no puedo permitirlo, no hasta que todo esto termine. Pienso en ti, trato de imaginar tu rostro, tu voz... Maldición, ya apenas recuerdo tu voz. Me aterra abandonar este mundo sabiendo que ya fantasma soy para ti.

 Mhm... Querida, depende de a quién le preguntes te dirá que fue una bendición de los dioses o un castigo ancestral. Nunca pude ver su rostro, ni cuando me ofrecía a curar sus abundantes heridas, pero no me hacía falta para sentir el dolor que en su interior guardaba. Él no estaba esperando, se estaba ahogando. 

¡Eh! ¿A dónde vas?

 Ah, joven, me alegra su presencia. Deduzco que está aquí porque recibió el diario ¿No? Excelente, como pudo comprobar, respeté totalmente la privacidad de sus cartas. Qué menos, él... Él ha sido mucho más de lo que unas simples palabras podrían describir, pero qué le voy a contar a usted que ya no sepa... ¿Verdad?

Me temo que esta es mi última carta -Garabato ilegible- me tiemblan las manos, pero no fallaré ahora, casi puedo sentir el final de mi tormento ¿No es maravilloso? -Más garabatos ilegibles- Una semana más... Sólo una más, pero tú sigues apareciendo para -Signos de haber escrito sobre una misma palabra varias veces, ilegible- Incluso ahora, puedo permitir que la angustia me acompañe, pero no me importa, ya me has condenado. -Varias manchas estropean las últimas líneas hasta llegar al final-  

Te amo Mer, siempre lo he hecho y seguiré haciéndolo en la siguiente vida.


''Así como el agua erosiona la piedra, nos caemos y nos levantamos.

Así como nuestras cenizas se convierten en polvo, brillamos como estrellas.''